¿Desde dónde se conectaban? ¿Desde sus teléfonos? ¿Desde sus ordenadores? ¿tenían agendas de contactos? ¿usaban algún tipo de servicios o visitaban webs no pertenecientes al Ministerio de Defensa? Pues ahora todo eso se convierte en cabezas de puente potenciales para producir otros ataques. O el acceso es en compartimentos completamente estancos, o es absolutamente imposible que una red sea segura. Un sólo fallo compromete a toda la red, y a todos los dispositivos y usuarios.