Es un trabajo terrible ser intelectual en España. Lo que pasa es que forma parte del ADN, suele ser herencia de familia, y claro, se lleva con pundonor. Pero estos tiempos que corren no nos favorecen. Antes, a un Pemán le daban un premio, y todo el mundo aplaudía. Escribía, por ejemplo, Dionisio Ridruejo un poema a un pino, y hasta los niños lloraban de emoción cuando lo leían en el colegio. Había un respeto, coño.
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Susi Underground (susiunderground@mastodon.social)'s status on Sunday, 24-Mar-2019 00:27:39 UTC Susi Underground Ahora dices algo que va de soi con lo sustancial de la cuestión que nos ocupa, y cualquier mindundi se atreve a decirte que te vayas aplaudiendo a plantar un pino. Un día de éstos, dimito y me voy a Las Maldivas a cuidar de mi dinero. Me cuesta, porque soy un intelectual engagé, como decía Sartre: engagé al planteamiento físico o en su versión cripto de lo crematístico que genera mi posición intelectual de guardián de la intelectualidad, pero engagé. ¡Niño, ponme otro gin tonic!
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