CONFESIONES
Siendo niño me dió por andar con los ojos cerrados en sitios conocidos. Empecé en casa, luego en clase. Luego en casa de familiares...
Memorizaba los sitios y luego intentaba andar sin tropezarme con los ojos cerrados.
Dejé de hacerlo cuando la gente decía cosas de mí por ir por la calle con los ojos cerrados y con las manos por delante.