Simón no había tenido nada que ver. El pobre tiene, metafóricamente, vendados los ojos y amordazada la lengua, y ni siquiera cuando años después le he contado lo que me había dicho su ex novia ha entendido lo que pasa, entre otras cosas porque el tema es tan brutalmente grande que no puedes abrir los ojos cuando estás completamente envuelto por esa gente. Hay cosas que te extrañan, pero las descartas porque la historia es demasiado.