O sea, esa izquierda para la que sus máximos enemigos son los que están más cerca, como tanto gusta esa cita en la BHH, es precisamente lo que es la BHH. Una marmita al fuego de las cloacas del Estado, que conoce muy bien sus obsesiones y que ahora está inmersa en el ‘momento histórico’ de conducirla donde desea: el fascismo.