Es norma general el que los partidarios de la izquierda electoral adopten una actitud conservadora cuando los suyos quedan al frente de las instituciones, es decir, los izquierdistas se vuelven de derecha. Al abrazar la lógica del poder se convierten en férreos defensores del orden político y económico, haciendo evidente que los adeptos al progresismo son profundamente autoritarios.
Como ejemplo baste observar el comportamiento de las bases sociales del lopezobradorismo mexicano; carentes de una actitud crítica con el poder establecido e intolerantes hacia quienes denuncian lo opresivo del gobierno de la llamada Cuarta Transformación.