acaba de ser publicado por Víctor Heredia. Dolorosa pero esperanzada belleza.

1 de enero 2020

Tengo ese impávido estupor de alumno nuevo
ante el recién nacido que berrea.
Impávido estupor del inexperto
ante la desazón, ante el desierto.
Miro el disléxico desastre que dejaron
quienes debieron construir.
Apátridas!
Palpito el odio inconcebible de los
que acompañaron en silencio
y ahora se desgañitan.
Libertarios?
Qué fue lo que pasó estos años?
Porqué lo permitimos?
El niño que me mira y a quien miro
ya no cree.
Encharcado en el mundo
como un perro,
aterido de olvidos y sin llanto,
cuenta que el miedo se secó en el paco,
en vano pegamento, en policías,
(quise decir en porquerías).
El miedo era una balsa, ahora está el hambre
empujando su espectro a la deriva,
a los infiernos.
Lo vamos a intentar, como otras veces.
Estamos hechos de una sangre
que revierte la muerte
en esperanza.
Que nos ampare la memoria,
nos dé fuerza la historia y, entre todos,
volvamos a empezar,
sueño tras sueño.

Víctor Heredia