Después de toda esta mierda creo que deberíamos replantearnos nuestros hábitos de consumo. Digo esto porque mientras algunas grandes superficies se han limitado a suprimir el envío a domicilio y la compra online en el momento en que más necesaria era, el pequeño comercio de barrio ha sabido adaptarse, ha creado redes de la nada y ha atendido a los clientes aunque sea telefónicamente, enviando en muchos casos los pedidos a las casas.
Jugándose la salud, en algunos casos.