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La Federación Anarquista de Gran Canaria surge al albor del 15M de forma muy espontánea. Éramos un grupito anarquista en la plaza de San Telmo y fuimos viendo que nuestro discurso calaba y cada vez había más anarquistas y más gente que se interesaba por el anarquismo. Al principio era un anarquismo muy convencional. Nos dimos cuenta que era una línea muy combativa que estaba muy bien, pero muy alejada de la situación social canaria, que era muy alarmante. Tenemos la mayor ratio de pobreza infantil de Europa, un 35% de los niños canarios son pobres. Más de un 45% de la población canaria está en riesgo de exclusión social. En los últimos cinco años ha subido un 56% el precio del alquiler. Somos la región más pobre con uno de los consumos más altos. Eso es insostenible y ha arrojado a mucha gente a la indigencia. Y nos metimos ahí. Empezamos con la vivienda, parando desahucios, pero nos dimos cuenta que nos faltaba el plan B. Entonces empezamos a hacer los primeros proyectos de realojo y así surgen las primeras comunidades. Hablamos de comunidades autogestionadas llevadas por las propias vecinas. En algunas, como la Comunidad de La Esperanza, viven más de 210 personas. 76 familias viviendo en autogestión. Otras son proyectos dedicados a migrantes en situación de persecución policial y se llevan de forma más reservada para evitar deportaciones. Son comunidades en las que hay actualmente más de 270 personas. Al final el ejemplo va cundiendo y la gente asume que es mucho mejor un modelo cohabitacional en colectivo, en comunidad, que solos.
Anarquismo de barrio