Recién conozco la historia de Enric Marco; un impostor que se hizo pasar como sobreviviente del exterminio nazi.
Lo anterior no me sorprende, todo mundo saca provecho del genocidio. Lo que me ha alarmado es que dicho sujeto llegó a ser secretario general de la anarcosindicalista CNT en los 70s. Enric Marco, según documentos estatales, fue un infiltrado de la policía española en el movimiento anarquista, y llegó a dirigirlo pese a que nadie lo reconocía como militante.
Las críticas a las organizaciones formales cobran sentido; si un policía fue capaz de controlar la CNT, entonces ese modelo organizativo debe ser desechado por autoritario.
Parece que la tendencia antiorganización tenía razón. Recordar que la antiorganización anárquica predominó en Estados Unidos las primeras décadas del siglo XX, sus representantes más conocidos fueron Saco Y Vanzetti.
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