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Me acuerdo de la víspera del 450° aniversario de la fundación de Santiago del Estero. Ese 24 de julio de 2003 habíamos vuelto al pago miles de santiagueños para participar de los festejos. El juarismo todavía gobernaba. Ese viernes, como cada viernes posterior al doble crímen de la Dársena, había una marcha de silencio reclamando justicia por Leyla y Patricia. Para esa marcha, que se preveía multitudinaria por la cantidad de visitantes, las organizaciones de ddhh resolvieron que los desaparecidos santiagueños marchen por primera vez. Los carteles los hicimos con mi familia en casa. Mi mamá pegaba las fotocopias de fotos carnet ampliadas con las caras de muchos jóvenes a cartones que una de mis hermanas recortaba. Mi papá les clavaba una maderita para levantar los cartelitos. Con mis otras hermanas escribíamos los nombres, fecha de nacimiento y fecha de desaparición. Los terminamos sobre la hora y partimos a la marcha que ya había partido de La Banda. Los alcanzamos en el puente carretero y repartimos los carteles. Yo me quedé con uno. llegamos al centro de Santiago y pasamos por casa de gobierno. De ahí la marcha continuó hasta la plaza Libertad, la principal de la ciudad. Allí se marchaba alrededor de la plaza en silencio. Fue la marcha más grande en la que estuve. Más de 100.000 personas que decidimos pedir justicia como previa a los festejos de aniversario
que comenzaron cuando terminó el acto final de la marcha. Éramos tantos que me perdí de mi familia y marché sola. Me acuerdo pasar frente a la confitería más importante de Santiago y verlo. Ahí estaba Musa tomando un café y burlándose de nosotros. Uno de los canas que lo acompañaba nos sacaba fotos. Éramos miles y miles y ninguno de nosotros se animó a decirle nada. Ni un insulto. Nada. Todos paralizados de terror ante su presencia. Así de impune era.
Después de esa marcha Nestor intervino la provincia. Se terminó el juarismo y a Musa lo corrieron de la policía. Al tiempo lo metieron en prisión preventiva. Posteriormente fue condenado por crímenes de lesa humanidad y por Leyla y Patricia.

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