A veces se me olvida que no soy el único que se raya con la movida amorosa... La cara de quién yo me sé en los últimos minutos antes de irnos era todo un poema.
Algo me dice que no solo ha sido falta de sueño sino también de quedarse bastante confusa con lo que se estaba cociendo...
Yo pensaba que no se iba ni a despedir de mi. Pero me dio un abrazo... Creo que nunca había recibido tantos abrazos en toda mi vida. Igual faltaron las palabras, pero los abrazos no.