Una de las mejores amigas de mi hija ha estado confinada con COVID. Además, es vecina nuestra.
Mi hija empezó a pedirnos el móvil para mandarle audios para que se animara. Y ahí andaban todos los días.
Un día le dijo que iba a su casa, abrió la puerta de casa y salió. Se sentó frente a la puerta de casa de su amiga y se pusieron a hablar de sus cosas.
No lloré porque ya soy muyLLORÉ COMO UNA PUTA MADALENA