Es un lugar común identificar a los hermanos Flores Magón como representantes del anarquismo en México. No parece importar que Jesús se adhiriera al gobierno de Madero, ni que Enrique participara en elecciones y acabara sus días militando en el bolchevismo. Respecto a Ricardo, anarquistas de su época lo desconocieron como compañero por las múltiples incongruencias en las que incurría y que chocaban con los principios ácratas.
En la actualidad, el Estado mexicano anda exhibiendo el cadáver insepulto del magonismo. Que se queden los liberales con sus ídolos y sus fábulas.