Te quiero a pesar de la derecha rampante y de todo el odio con el que nos seducen. Te quiero, sí. Casi me convenzo de que ya no tanto, pero no, te quiero. Qué placer encontrar que te quiero a pesar de los nudillos gélidos, de la tensión del jefe y de esa calma prometida que parece que finalmente no va a llegar. Cuánto te quiero. Te quiero pila. Un montón. Te quiero una bocha a pesar del susurro diabólico que me atormenta y de la sombra densa esa que me viene siguiendo desde Barrio Sur. La verdad que te quiero porque se me canta. Se me da bien quererte. Solo me había olvidado que era capaz de querer así, desinteresado, amable, amplio. Yo siempre supongo que vos no me querés, o que bueno, fuiste capaz de desarrollar de manera dignísima una batería de signos que consolidan una buena performance, una linda imagen. Salís siempre linda en las fotos, ¿cómo hacés? Ayer me saqué una foto y pensaba: qué desgracia ser persona linda y tener que ocuparse de no salir persona fea, qué estrés ser boyscout de la estética... ¿cómo hacen?. Igual te quiero, a pesar de la pose. A pesar de que soy feo. Te quiero y eso es central porque quiero. Te quiero, y quiero que te quieran. Te quiero, en serio, lo digo y lo repito por si no cala. Te quiero, a pesar de la muerte y a favor del viento.