Yo soy bisexual. Acá lo puedo decir sin problemas, porque acá nadie jamás vino a acosarme por eso.
Acá hay personas católicas, conservadoras, que usan la palabra “trolo”, “puto”, etc. Con ellos hablo lo más bien, porque no me lo tomo como una ofensa. No soy un copito de nieve. Cuarenta inviernos encima tengo como para haberme fogueado en la vida y saber defenderme y también saber diferenciar ofensas de lo que simplemente son modos de comunicarse que gente de mi edad ya no puede ni quiere cambiar.
Acá también hay quienes defienden a la OTAN, o que no simpatizan con los rusos, o que incluso creen que Cristina y Néstor fueron corruptos, etc. ¿Y? Si me llevo bien en otros aspectos, trato de no ir al choque con esos temas. Si no me llevo bien, uso las herramientas de silenciar y de bloquear.
Voy a defender el derecho de estas personas a decir “puto” y “trolo” tanto como voy a defender mi derecho a que nadie me ataque por lo que soy. Es lo que se llama madurez, y aprender a convivir con personas que sienten y piensan de un modo distinto.
Quiero dejarlo claro porque la idea que anda rondando últimamente, la de hacer ”espacios seguros” que no son más de cámaras de eco fascistoides pintadas de rosa, es de lo más dañina y contraproducente con quienes no somos heterosexuales.
Al fin y al cabo, lo que cada uno haga en privado es cosa de cada uno. Acá somos todos nerds. Y al que no le guste, a abrirse cuenta en Disney.com donde todo es perfecto, edulcorado, ultrapasteurizado y aséptico.