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Lightyear
El sábado vimos "Lightyear", la última de Pixar que tiene como protagonista al "verdadero" Buzz, aquí el personaje de una peli de ciencia ficción de 1995 que Andy (el niño dueño de Woody en Toy Story) vio y por la cual tiene al juguete.
La película es visualmente impresionante, claro, y el guión muy interesante: una expedición científica queda varada en un planeta -parte de la responsabilidad será de Buzz- y necesitan establecerse para diseñar y producir un combustible con la potencia y estabilidad necesarias para realizar viajes a hipervelocidad y llegar a destino. Pero hay un problema: el tiempo. Las pruebas de hipervelocidad generan que para Buzz (el piloto de pruebas) el tiempo transcurra de manera diferente que para las personas en el planeta. Así que al volver de cada prueba, para él han trascurrido 4 minutos mientras que para lxs demás han pasado 4 años. Esta situación es presentada en los primeros 10 minutos del film y sobre ella se va desplegando la trama a través de la que vamos conociendo el carácter de Buzz que es, en esencia, el mismo que su versión en juguete.
Me parece que colaboró en la experiencia de verla el hecho de haber ido sin esperar "una nueva de Toy Story". Excepto por Buzz, y algunas expresiones características de su personaje, Lightyear no se parece en nada a Toy Story: es más compleja y menos "feliz". Eso explica que mi hija, como la mayoría de lxs niñxs en la sala, haya empezado a aburrirse a partir de la media hora, perdiendo el interés progresivamente conforme la peli se vuelve más intensa, complicada y oscura tanto visual como argumentalmente (los orígenes del emperador Zurg -que introduce un giro pronunciado e inesperado en la trama- la dejaron bastante confundida, por ejemplo).
Tampoco le llamó la atención o generó alguna duda, la escena de "la polémica" (un "beso" entre personas del mismo género) que dura literalmente menos de tres segundos. De hecho, la historia de vida de la amiga de Buzz, que forma una familia con una científica, es contada en cuatro o cinco escenas de carácter cotidiano que no duran (de nuevo, literalmente) más de cinco o seis segundos.
Igualmente, es interesante ser testigo consciente de estas transformaciones culturales que se expresan a través de, en este caso, películas. Y más interesante aún es analizar estos procesos de "normalización" e "integración", con todo lo que ello puede implicar en el contexto de nuestro sistema de producción y organización política, y los dispositivos involucrados.
En fin, me gustó mucho. Está buena para verla, como mencioné, sin expectativa de "continuidad" en algún sentido con la historia de los personajes de Toy Story.
#Lightyear #Cine #Pixar