"La alegría, hoy en manos de la banalidad de la autoayuda, tienen muchas manifestaciones. Puede ser la calma, la imperturbabilidad, el autogobierno inmanente y singular, la ferocidad de la burla. Pero sobretodo es la ausencia de dos grandes males humanos llamados esperanza y temor que hacen que el "cogito" del sujeto sean la sinrazón más absurda que se pueda concebir cuando se intenta luchar contra lo ineluctable y se obliga al cuerpo a expresarse en el "logos" del Imperio como única