Si tenés más o menos mi edad, cuando eras chico casi seguro miraste Volver al Futuro más de una vez. En mi caso, mi favorita era la 2, porque tenía todo el tema de las distintas líneas de tiempo alternativas. Y además tenía las patinetas voladoras. Si tenés más o menos mi edad, casi seguro que lo primero que se te viene a la mente cuando escuchás "hoverboard" son las patinetas voladoras de Volver al Futuro 2. O más bien, lo que se te venía a la mente antes. Porque ahora está el juguete ese que mantiene el balance, pero, y esto es crucial, no flota. Es un poco una estafa, si lo pensás. "Hoverboard" es una patineta voladora, no un juguete que te parás y mantiene el balance. O sea, no es un juguete feo, y la verdad que hasta se ve divertido, pero no es lo que yo me espero cuando escucho la palabra "hoverboard". Pero si ahora hablás de "hoverboard", la gente ya no escucha "patineta voladora", la gente escucha "juguete que se mantiene balanceado". El juguete nuevo se aprovechó un poco del nombre de la patineta voladora, nos prometió algo, y no cumplió.
Algo parecido pasa con la realidad virtual. "Realidad virtual", cuando empezamos a usar el término, era como la holocubierta de Star Trek. Algo que no era real, pero casi. Podías ver, oir, tocar, oler. Todo. "Realidad virtual, hoy, significa un cine de 360 grados que usás en la cabeza. De nuevo, es un juguete interesante, pero no es lo que queríamos.
Otro ejemplo, inteligencia artificial. Lo que queríamos es robots, personas artificiales. Lo que tenemos es un montón de ifs encadenados en una caja negra que pueden resolver problemas específicos. De nuevo, juguete interesante, pero ni cerca de lo que nos prometieron. Y eso sin entrar en los mil problemas que trae todo esto del machine learning cuando los datos que le pasás son basura.
Lo mismo pasa con conceptos un poco más abstractos, como socialismo o democracia. Socialismo se supone que era los trabajadores controlando los medios de producción, democracia que el pueblo manda. Como democracia nos vendieron votar por un rey y parlamento cada cinco años, y como socialismo nos vendieron un par de políticas sociales que apenas alcanzan para que nadie se muera literalmente de hambre. Y todavía vamos y lo celebramos como si nos hubieran dado lo que pedimos.