Nos queda armarnos con lo que podamos: tonfas con el extremo largo afilado en punta (tal vez con una punta de acero rápido si tenemos acceso a un tallercito amigo). Ballestas. Cócteles Molotov con nafta y clara de huevo para hacerlos adherentes. Granadas de metralla caseras hechas con un niple roscado, dos tapones hembra y clavos o enjutos de chapa con pólvora negra en el interior.
Erizos checos armados con perfiles T o I soldados en el medio. Miguelitos. Aceite. Alambre de púas. Todo esto para frenar los carros de asalto y tener una oportunidad con las molotov o para los valientes que se acerquen a reventarles el radiador o taparles el caño de escape con papas, arcilla o espuma de poliuretano.
Bombuchas llenas de pintura o ácidos. Lásers de los verdes para cegar. Bombas de estruendo a lo Gordo Mortero.
Alambre o tanza de un milímetro para atar de árbol a árbol a través de la calle. Cadenas para romper el tren delantero de cualquier hidrante o carro. Mangueras con clavos para pinchar neumáticos.