Un ensayo muy cortito de Todorov, precioso y sencillo llamado "Los abusos de la memoria" me hizo pensar en cómo nos enseñan las etapas del arte, esa supuesta evolución y mejoramiento de la capacidad creativa que la especie humana parece se dice que viene teniendo. Pensé en todo lo que me contaron en la escuela, en los lugares a donde fui a aprender cosas relacionadas al arte.
La aparición de la originalidad como un valor supremo trajo consigo una especie de desprecio hacia lo que existió previamente, mirar atrás se volvía indigno, desatinado, bajo. Sin embargo, cómo Todorov dice mucho mejor que yo, no se puede pensar en mejorar y evolucionar sin conocer primero respecto a qué fenómenos uno se mide, y esos fenómenos son parte de la historia. La genialidad para mí de ese librito es la propuesta de dejar de contrastar olvido con memoria y, en cambio, usar supresión y conservación respectivamente.
Igual el ejercicio romántico trajo cosas lindas, los idealismos nos abrieron un montonazo de puertas para seguir pensando el quehacer artístico.
Pero bueno, esta sociedad ultra capitalista obsesionada con la propiedad obturó demasiado nuestro diálogo (sobre todo artístico) con el pasado.