En vano los hombres, amontonados por cientos de miles sobre un pequeño espacio de terreno, esterilizaron la tierra que los sustentaba, la cubrieron de piedra a fin de que nada pudiera germinar; en vano arrancaron hasta la última brizna de hierba; en vano saturaron el aire de carbono y petróleo; en vano arrasaron los árboles y exterminaron a los pájaros y las bestias. Todo en vano; la primavera es siempre la primavera.