El campesino y el rey — una fábula.
Había una vez un rey muy sabio, que una vez se encontró con un campesino que le recriminó no hacer lo suficiente por la gente común. El rey, para demostrar que su trabajo en realidad no era tan fácil como sonaba, le propuso al campesino que intentase reinar por una semana, a ver qué opinaba. El campesino, sin saber en lo que se metía, aceptó.
El lunes decretó una reforma agraria, y repartió tierras entre los campesinos.
El martes inició una campaña educativa con la idea de que todos los habitantes del reino pudieran aprender a leer y escribir.
El miércoles decretó una jornada laboral de seis horas y un salario mínimo digno.
El jueves nacionalizó las industrias extractivas de los grandes capitales extranjeros y las convirtió en cooperativas.
El viernes expropió viviendas desocupadas y las repartió entre los sin techo.
El sábado, el pueblo, agradecido por todos los cambios, organizó una gran manifestación en su honor.
El domingo un grupo de nobles y grandes capitalistas, apoyados por los mandos militares, mataron al campesino y pasearon su cuerpo mutilado por la ciudad. Luego reinstauraron al antiguo rey y revirtieron todas las reformas.
Los campesinos del reino aprendieron la lección, y a quedarse en su lugar, y fueron felices.
Fin.