En París hay cientos de miles en las calles exigiendo que la OTAN se vuelva a yanquilandia.
En Alemania se va sumando gente al baile. Y según se cuenta, República Checa sigue los mismos pasos; en Hungría ya hasta hay publicidad en las calles contra la OTAN.
Sólo los dementes yanquis quieren seguir la guerra. Porque si se les acaba el negocio armamentista les implosiona el país.