Quiero que me digáis que esto no es tan excepcional. Que no es tan grave. Por favor, desempolvad los datos.
Tiene que haber habido otros “veranos” que, en este rincón de la Península, nos comenzásemos a asar en mayo y todavía nos estuviésemos rostizando a finales de octubre…
Si me veo sembrando los ajos a 30 °C… Necesito creer que esto “puede ocurrir” y que no significa, necesariamente, que nuestros cultivos ya están condenados a corto plazo.
Ah, no, es verdad, que no nos importa nada. Esta noche hay Liga de Campeones. Ya lo solucionará el Gobierno.
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