#Argentina La Batalla cultural
El idiotaje entre los operadores mediáticos —que no es muy afecto al análisis político y todo lo quiere homologar con la realidad de nuestro país para operar el sentido— dice sin sonrojar que la señora María Isabel “Liz” Truss renunció porque quiso hacer un ajuste “a lo Macri” y le pararon el carro.
Dan risa y hasta un poco de lástima esos operadores, es como si le hablaran a una multitud de subnormales incapaces de sospechar del peso de la política verdadera, que es la política internacional, en el éxito o en el fracaso de los dirigentes.
Sí, Truss renuncia porque el hombre inglés de a pie la está pasando mal y allí hay poca tolerancia al sufrimiento, pero no por ningún ajuste “a lo Macri”. Truss es en realidad otra víctima de Vladimir Putin.
El asunto es que, al igual que todos los demás países de Europa occidental, Gran Bretaña es pobre. Parece rico, pero solo lo es mientras pueda tener acceso a la riqueza de otros. Con territorios minúsculos, mucha población y virtualmente nada de recursos naturales o capacidad de producción de alimentos, los países europeos son ricos mientras otros les permitan serlo.
Bueno, Putin ha decidido permitir ser ricos solo a los países occidentales de Europa cuyos gobiernos tomen la decisión de abandonar el atlantismo, cortar de una vez con el Plan Marshall y empezar a orientar sus relaciones diplomáticas hacia el Este.
Y el gobierno de Truss no quiso hacer eso, quiso seguir siendo un satélite de Washington, razón por la que no hay energía para los británicos. No habiendo energía hay frío en invierno y también se detiene la producción, lo que resulta en desempleo y hambre.
Europa occidental no va a estabilizarse hasta que los países de esa región se den gobiernos menos hostiles hacia Moscú, como hizo Italia recientemente. Mientras los europeos insistan en ser mulos lavataper de los yanquis no habrá paz en Europa, simplemente porque Rusia dijo que basta y quiere realizar al fin el proyecto euroasiático que Stalin no pudo lograr por no tener la bomba atómica en 1945.
Y el que sigue en la fila es Emmanuel Macron, otro tirano con buenos modales que el mundo ciertamente no extrañará.