Era noche prieta y el vigilante vio una sombra tras el poste, detrás del jaro.
Se sentía atado de pies y manos. No podía moverse de allí mientras no hubiera movimiento. Pero el movimiento no llegaba.
O sí.
Estelas de luz comenzaron a aparecer. El mago las lanzaba para conseguir información.
Para la siguiente visita a la ciudad, quedaba como prioridad comprar una cámara nocturna de alta resolución.