El capitalismo es un sistema mundial, y el fin del capitalismo sólo puede ser una revolución internacional. Las revoluciones que se quedan en los límites políticos de los Estados burgueses (las revoluciones "nacionales") nunca lograrán destruir al capitalismo.
Curiosamente eso lo dice Alexander Berkman en su libro sobre la comuna de Kronstadt, y Marx en su libro sobre la comuna de Paris, que una revolución necesita estar en constante expansión o será derrotada por la reacción internacional.