El ser humano aún debe vencer sus propios demonios: el orgullo (amor del individuo por sí mismo) y el prejuicio. Suena trillado tratándose de una novela que no trata más que de cuestiones románticas para adolescentes enamorados, pero al verlo en un plano más "macro" la cuestión es elemental: pretendemos mucho de nosotros mismos como para dejarnos atrapar por el cambio verdadero y la flojera nos sienta demasiado bien. Einstein confiaba demasiado en el ser humano, ojalá no le defraudemos y llegemos a lo que mencionás. En el peor de los casos, no lo haremos y ojalá entonces seamos capaces de trascender de maneras menos honoríficas, pero igualmente probables.