Después lloran los putos cuando desde otras latitudes les muestran sus propias miserias (como la inmensa cantidad de personas comiendo de la basura o atacando como pirañas los trenes de carga para afanarse los contenedores de Amazon, eBay y otros), o las hordas de zombis drogones en ciudades que supuestamente son progresistas, como Los Ángeles.
O las masacres con armas automáticas que ocurren casi a diario, o el terrorismo de Estado contra negros e inmigrantes perpetrado por la policía SINDICALIZADA.