Notices by LLAVES (llaves@raw.masto.host), page 3

-Cuando el grupo se confronta con otro va a existir una tendencia a exagerar rasgos de comportamientos asociados al mismo para contrastar con el otro.

-Dentro del grupo los miembros buscarán rasgos de asimilación cuando el grupo esté frente a otros grupos, mientras que fomentará la diferenciación cuando esté aislado.

¿Cumplimos esto porque somos todos tonticos? No exactamente. El ser humano es un animal social, institivamente sabemos que de nuestros nodos relacionales deviene nuestra supervivencia en un ambiente.

De manera que, el grupo, esa abstracción irracional e informe (como demuestra el experimento de los Sherif basta una linea simbólica colocada de forma aleatoria para crearlo) tiene un poder de persuasión coercitiva sobre sus miembros.

Obvimente en todo hay grados y donde mejor se ve esto es precisamente, en los grados más altos. Sectas, maras y estas cositas. Aunque ojo, las Hermandades universitarias americanas, que en teoría no son ni sectas destructivas ni grupos criminales, cumplen perfectamente todos estos códigos de manera claramente visible.

Pero estos fenómenos se ven en cualquier colectivo que se autoidentifique como tal en diferentes niveles de intensidad. De nuevo, forma parte de nuestros aprendizajes de supervivencia ¿has ido a un instituto? Entonces sabes de loque estoy hablando.

EL primer punto a señalar es qué es la influencia social.
La influencia social es la forma en la que el colectivo indica o sugiere normas, reglas de conducta y define que es un comportamiento normal o aberrante. No es necesariamente coercitiva ni malvada.

Y tiene una fundamentación en la supervivencia que deriva directamente de un fenómeno que Bandura observó y denominó aprendizaje vicario. Nuestra principal forma de aprendizaje se la debemos a nuestra capacidad de observar lo que hacen otros, ya sea aprender a hablar, a cocinar o a comportarse en sociedad.Nuestras neuronas espejo tienen mucho que ver en esto y la adquisicion del lenguaje en la infancia es, seguramente, el mejor ejemplo.

Además, la influencia social nos ofrece una serie de eurísticos que nos suponen una gran ventaja en economía de tiempo, recursos y esfuerzos en resoluciones de problemas y en tomas de decisiones. No hace falta que nadie realice un TFM sobre voluntad, consentimiento o muerte para saber que amenaar, violar o matar son cosas que están mal. En aspectos no tan graves, nos explica como mostrar agradecimiento, solidaridad con un duelo o como no cagarla mucho en una cena con los padres de tu pareja.

Así, la influencia social existe y no es per se, ni mala ni buena.
Es simplemente, un fenómeno inherente a cualquier relación, y un generador de muchas y muy diversas dinámicas: aprendizajes, empatía, afecto, sinergias, conductas de apoyo, altruismo.. Pero también de obediencia, sumisión, explotación...

La influencia social tiene diferentes formas de manifestarse. Algunas que van desde el mero modelado, es decir, una persona de referencia tiene una conducta determinada que el resto libremente, imita por una busqueda consciente o inconsciente de asimilación.

Pasando por la sugestión o las diferentes formas de persuasión (ver el ultimo libro de Ramon Nogueras para esto, muy rico oiga) hasta situaciones extremas de adoctrinamiento, coacción o anulacion de la voluntad mediante mecanismos coercitivos de alta intensidad. Por ejemplo la frase "Dame la cartera o te rajo" funciona estupendamente como mecanismo de modificaión de la conducta ajena. No digo que esté bien, digo que es eficiente.

Un ejemplo claro de obediencia destructiva es la que se manifiesta en el Experimento Milgram. Supongo que lo conoceis.
Varios sujetos participan en un estudio en el que un actor representa al sujeto de dicho experimento. Los sujetos del estudio tienen que darle al actor descargas electricas, cada vez de mayor intensidad, hasta llegar a lo que hubiera sido una descarga mortal de haber sido real.

Cuenta Milgram que solo una de las personas que iban a formar parte de dicho experimento se negó y que ahora es su mujer, por cierto.

Pero, salseo a parte, el interés del experimento se basaba en que no se usaron estrategias de coacción, solo de persuasión. El director del experimento solo repetía la frase "por favor, continúe", mientras el actor, representaba diferentes grados de dolor, convulsiones y hasta pérdida del conocimiento.

El 65% de los sujetos obedeció todas las órdenes sin cuestionarlas. Es decir, el 65% de los sujetos habría matado a un hombre, no ya si n un motivo, sino, sin ni siquiera, pensar porqué.

Milgram realizó este experimento a raiz de la lectura del "Eichmann en Jerusalem. Un ensayo sobre la banalidad del Mal" que escribió Hanna Arendt tras presenciar los juicios del que feu el principal logista de la industria de exterminio nazi.

Ante la evidente respuesta de "Solo cumplia órdenes" tras la que se escudaron este y todos los demas genocidas implicados en el Hoocausto, Milgram centró su estudio en la influencia de la autoridad.

Sin embargo, otros autores añaden a esto más cuestiones.

Cialdini nos explica la denominada "técnica del pie en la puerta". Algo que usaban los vendedores de enciclopedias a puerta fría en los 60.
- "Entiendo que no me puede atender ahora, pero.. ¿Podría darme un vasito de agua?"

Resulta mucho más difícil resistirse a una petición cuando previamente se ha accedido a una petición inicial de menor coste. Así, la graduación de las peticiones favorecía la escalada.

Por otra parte, Baron y Byrne explicaban cómo, la obediencia, supone un traspaso de la responsabilidad. Quien cumple órdenes considera que el responsble de sus actos no es él sino quien las emite, de manera que ellos se autoeximen de cualquier consecuencia que tenga su conducta, delegandola en quien emite la orden.
Por eso existen policías que ejecutan desahucios de ancianas y luego se van a dormir tan pichis.