Entre el final de un libro y el comienzo de otro existe una fuerza inercial muy poderosa. Ocurre que el final de un libro no es realmente el fin de la lectura de ese libro pues, como es natural, la historia que relata, las ideas que ensaya, los principios que expone no encuentran cierre en la última palabra de la última página (¿Será por esto que hay tantos libros con algunas páginas en blanco al final?) Hay, desde luego, un "metatexto", un "metarelato", que es es el relato propio del lector, el que sueña el lector mientras va pasando página (la pausa es inevitablemente la excusa para repensar lo leído hasta ahí) y que siempre perdura por delante (en el tiempo y en el espacio) del final del libro en el sentido literal estricto. De manera tal que si uno es lector incurable, y desea vencer con relativo éxito esa inercia tiene en principio dos opciones que luego podrán convertirse en cuatro, dieciséis, treintaydos, etcétera. La primera es esperar un tiempo que el lector considere el adecuado antes de abrir un nuevo libro, lo que equivale a decir: darle cierre en la cabeza al libro anterior y luego comenzar el siguiente. A pesar de todo, si se escoge esta opción el lector incurable quedará expuesto al síndrome de "no tener nada para leer" que ya sabemos es terriblemente doloroso. La otra opción - que he adoptado por razones científicas - consiste en comenzar un siguiente libro antes de llegar a la última página del que se está leyendo actualmente. De esta forma, mientras aún no salimos de un sueño vamos entrando en otro - ¿acaso no son así los sueños que soñamos tantas veces dormidos y algunas despiertos?. En este caso, lo que parecería un riesgo, resulta ser todo lo contrario: ambos libros se entrelazan, se confunden, se entremezclan dando lugar a múltiples escenarios y a múltiples relaciones, borrando los límites entre una y otra realidad literaria. Así, cuando llegamos a la última página del uno y vamos por la enésima del segundo, se disipa el sentimiento de quiebre porque en tal caso hay un único e inconfundible metarelato que ha nacido de la unión, de la fundición de ambos textos, metarelato invisble para quien lo mira desde fuera (que está en otras realidades, literarias o no) pero profundamente íntimo y decididamente real para el propio lector. // #libros #lectura #literatura