Apalancada la niña en la cueva, José (o su hijo Simeón, en otros textos) va a buscar a una comadrona –en medio del desierto– 🙄. Pero parece que tampoco era un desierto, porque, de repente, todo se detiene. Los pájaros en el cielo, el pastor y sus ovejas, el agua del río, el aire, y unos trabajadores que estaban por allí (PdS). En LIS esta paralización sucede más tarde, coincidiendo con el nacimiento de Jesús. Y, para rematarlo, pasa por allí una comadrona (en textos posteriores se justifica de varias formas esa casualidad). Que igual la palabra desierto era un poco exagerada para describir el lugar, o a algún copista le entró un exceso de plumilla y lo adornó demasiado.
Llega José a la cueva con la comadrona y la encuentran sumida en una nube de luz... María, nube, luz... ¿ya os dije que usaban cannabis con fines religiosos? No seáis malpensados, no es eso. Aquí las versiones varían bastante. Para unos la nube de luz se retira dejando un resplandor cegador y, al desvanecerse la luz, aparece el Niño Jesús en el pecho de su madre. Vamos, que el niño ha usado un teletransporte como los de Star Trek. En otros relatos la nube se condensa en una luz cegadora en la que aparece el niño. Hay otras variaciones diversas del tema nube - luz - niño, pero esencialmente cuentan lo mismo. Hay otras variantes de menor importancia, como que para algunos la luz desaparece al nacer Jesús, pero para otros María sigue iluminando el escenario durante toda su estancia en la cueva.
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