Pero, no todo lo de la vejez es tristeza.
Se nos es encargado, antes que nos sorprenda, que sepamos aceptarla tal y como venga, vivirla intensamente, levantar nuestra autoestima y abrazar esos últimos años de vida como se abraza al ser más querido que quizá ya no esté a nuestro lado.
En fin, espero esta reflexión haya servido a usted cómo mismo me ha servido a mí, y que podamos experimentar qué se siente esta etapa que no pocas personas aceptan; la última etapa, la vejez.