Muy interesante tu reflexión.
Comento un par de cosas al respecto, no como crítica sino como aporte a la reflexión colectiva.
No estoy seguro que la comparación de un dios como “un amigo imaginario” sea del todo acertada. Me parece que es más bien una figura que “explica” o “consuela” en el peor de los casos. Es probable que los primeros dioses aparecieran para explicar la naturaleza y mecanismos de un mundo que nos era desconocido, para sosegar los temores que ese desconocimiento provocaba, para explicar la muerte antes que “el miedo” a ella.
Lo otro a comentar es sobre esas “preguntas sin respuestas” que mencionás: “¿quienes somos? ¿de dónde venimos? ¿a dónde vamos?”
Mi impresión es que sí sabemos las respuestas y que son justamente esas respuestas las que producen esa “angustia”, como bien decís, a la que una mayoría de las personas le intenta “escapar” de variadas maneras.
Somos seres humanos, venimos de una “sucesión” de fenómenos físicos, químicos y biológicos y vamos a donde elijamos ir. Al menos desde mi perspectiva, es tan simple como eso. Pensar que hay una razón para nuestra existencia o que tenemos un propósito definido, supone la existencia de algo anterior o por fuera de la humanidad.
Pero si vamos a morir, entonces ¿qué sentido tiene todo?
Bueno, la muerte nos pone de frente y desnudos frente a la responsabilidad de nuestras elecciones, esto es, el ejercicio de nuestra libertad y sus efectos inevitables en las otras personas. Porque si nada tiene un sentido o propósito definidos entonces soy yo quien debe dárselo. Tengo que elegir qué quiero hacer y por qué y encima, hacerme cargo de las consecuencias de mis elecciones. Y, en mi personal opinión, eso es lo que produce esa angustia que mencionás. No la muerte en sí.
Algunas personas nos angustiamos, otras buscan problemas irresolubles, otras se “pierden” o “escapan” a través de las “redes sociales”, mirando Netflix o comprando cosas en cuotas. Muchas otras delegan el peso de la responsabilidad ineludible que conlleva el ejercicio de nuestra libertad en dioses, probablemente el mecanismo de “descargo de responsabilidad” más conveniente y menos angustiante por ser el que menos trabajo requiere.
Es eso, me parece, lo que más produce angustia y una razón más fuerte que el “miedo a la muerte”. La muerte nos expone a la conciencia de nuestra libertad. En ese sentido, nuestro “miedo a la muerte” no es más angustiante que nuestro “miedo a la libertad”.