Sigo cruzando viejas escrituras con fotografías huérfanas, y de vez en cuando hay un hallazgo.
Creo que he encontrado a mi tatarabuelo, Pedro Almeida Gilo, gracias a que era citado en la partida de nacimiento de su nieta, mi tía abuela María. A través de ella me llegó un recuerdo herencia de otro recuerdo. En su lecho de muerte recordaba su juventud en Cuba, y lloraba pensando que se iba a morir sin volver a La Habana.
Ahora este recuerdo de Cuba es de ustedes. Gracias por leer.