Me gusta mucho el delantal como prenda. A menudo me lo dejo puesto mientras me como lo que acabo de cocinar. Luego se me acaban las excusas para seguir llevándolo pero… oye: el mandil. Yo hoy vengo aquí a darle al mandil el lugar que se merece.
Ayer en mi taller de novela un alumno nos estuvo enseñando como está utilizando ChatGPT para escribir la suya.
Mi alumno es un publicista senior que trabaja en agencias importantes. Controla muy bien la herramienta, y ha pasado horas y horas entrenándola para que le ayude con el “mapa” de la novela, es decir, la estructuración de los acontecimientos que componen las tramas y la subtramas.
Para ello, ha escrito una ingente cantidad de material original sobre su novela con el fin de dotar a la IA de toda la información necesaria. Y luego ha pasado horas extrayendo y seleccionando resultados hasta lograr varias versiones de ese mapa.
Ayer nos estuvo explicando su método. Y otra alumna nueva del taller nos dijo que ella también está usando la IA para lo mismo.
De momento, los resultados de mi alumno publicista son excepcionales. Su uso de la IA es imperceptible en su texto final. Porque no la usa para escribir la novela, sino para pensarla, para estructurarla, para la visión macro del conjunto. El armazón no es obra de la IA; la IA solo ordena las vigas maestras que él ha creado de forma desordenada.
(Aclaración: como profesor de un taller privado de escritura creativa para adultos, yo no tengo ninguna autoridad para imponer una visión ética del uso de la IA entre mis alumnos. Lo que me toca es escuchar y entender cómo están viviendo su proceso y ayudarles a lograr que escriban la novela que quieren escribir, como ellos la quieran escribir.)
Y desde esa posición humilde, lo que ayer me quedó claro es que a partir de ahora la IA va a ser una asistente creativa para algunos de mis alumnos, y que tengo que aprender cómo la están usando.
La otra cosa que me quedó clara es que los profesionales de la narrativa más comercial (best-sellers, series, cine palomitero, etc) deben estar tirando ya a saco de IA como asistente de ciertas operaciones como la que he descrito.
@lufertec Hola Luchuco. Es una solución de compromiso por un problema inesperado: Wordpress.com no permite compartir epubs en sus webs. Pero sí permite compartir zips. Esa es la razón por la que está en zip y no en epub. Se puede descargar con confianza, solo es el epub comprimido.
Bueno, pues ya tenemos todo listo para empezar a publicar "El cura y el barbero", mi nuevo podcast realizado con mi amigo y colega Alberto Torres Blandina, en el que comentamos y explicamos los clásicos de la literatura española con nuestro particular enfoque (un poco como vengo haciendo por aquí).
Tenemos dos portadas y quería yo preguntaros cual os gusta más. A mí me gusta más una y Alberto más otra, así que necesitamos terceras opiniones para desempatar. :blobcatthx:
Hay que desconfiar de cualquiera que nos venda la justicia como un proceso simple.
La justicia es compleja porque debe serlo. Las legislaciones, los procesos de oposición, son complejos porque la complejidad los hace más justos.
Pero a veces, a veces encontramos una fórmula de justicia simple y pura, y es un encuentro tan bello como una ecuación de Newton, tan bello como un axioma rector del cosmos.
Y la que yo tengo en mente, efectivamente, es que quien cocina no friega.
Estudiando El Conde Lucanor, un libro de cuentos educativos para la nobleza de la edad media, de nuevo me vuelvo a encontrar con el espíritu profundamente anticapitalista de los nobles castellanos.
Sin perspectiva histórica, a nosotros puede parecernos que las clases altas siempre fueron uña y carne con la burguesía comercial e industrial, pero qué va.
Los nobles, los tenedores de tierra, feudos, ejércitos y títulos nobiliarios, se opusieron durante siglos al enriquecimiento por medio del comercio, la manufactura y las finanzas.
¿Razón? La burguesía que así se enriquecía les disputaba el poder, la hegemonía, el estatus político y social.
En El Conde Lucanor hay muchos cuentos que previenen al conde de ejercer prácticas capitalistas.
El que más gracia me ha hecho es el que se ilustra con una versión del cuento de la lechera, cuyos orígenes que se remontan al Panchatantra, una colección de fábulas en sánscrito cuya antigüedad se cifra en el III a.C.
Nunca había visto el cuento de la lechera como una fábula anticapitalista, pero es exactamente eso.
Queda este botón de muestra de que, durante milenios, la sociedades antiguas aplacaron el poder nacido de la especulación y el comercio, identificándolo como una fuente de muchos males.
Y lo lograron hasta fechas relativamente recientes.
Es interesante recordarlo hoy en día, que vivimos un nuevo orden donde los comerciantes y especuladores están asumiendo el control de las democracias más importantes del mundo.
@coloco Pues a lo mejor el epub, que es gratis, te tienta con alguna parte... Le he hecho un índice descriptivo para que se pueda leer también por capítulos sueltos (quizás te interese alguno, sin necesidad de leer el libro entero).
Acabo de sacar un libro. Se llama “Martillos o ciudades” y propone una filosofía de vida online para “usar sin ser usado”.
Con este libro quise que el medio fuera el mensaje. Y por ello renuncié a venderlo en Amazon y a promocionarlo en redes sociales corporativas. Además, decidí que lo regalaría con licencia libre su versión en epub.
Por todo ello, mi único medio para promocionarlo entre gente más allá de mi círculo de proximidad es Mastodon.
Así que ahí va el favor: Ayúdame a encontrarle lectores.
Dale una oportunidad tú mismo y échale un ojo al epub. Es gratis. Lo tienes en el link de abajo.
Difunde este mensaje. O si te gusta el libro, difunde el epub entre tu gente.
O, si te lo puedes permitir, considera la posibilidad de comprar un ejemplar en papel. Fue manufacturado en una imprenta familiar de Salamanca para apoyar el pequeño comercio local, y está impreso en papel reciclado. También lo tienes en el link de abajo.
En fin, gracias por ayudarme a que salga bien esta apuesta mía por las redes alternativas. Creo que así también alentamos a otras creadoras y creadores de Mastodon a tomar el mismo camino.
Y de paso mil gracias a los que ya habéis apoyado el libro de un modo u otro. :ablobcatheartsqueeze:
Queridos mastodontiers, me hace muy feliz anunciar el lanzamiento (fiuuuum) de mi ensayo “Martillos o ciudades. Una filosofía de vida online para usar sin que te usen”.
Aquí podéis descargar su versión gratuita y libre en versión epub; o comprarlo en papel si os apetece apoyar la causa.
Pero, sin duda, la mayor recompensa será que lo leáis y, si creéis en su mensaje, se lo paséis a vuestra gente.
Quienes me seguís desde hace tiempo ya sabéis que su borrador fue escrito durante un año en forma de toots, aquí, en Mastodon.
Creo que os gustará ver cómo he desarrollado esos toots hasta convertirlos en 13 capítulos que forman una narración completa, pero también pueden leerse saltando de uno a otro según apetezca (sí, un poco como leemos Internet).
Para los demás dejo esta mini presentación de "Martillos o ciudades":
"Veinte años de uso diario de internet me han ayudado a reflexionar en profundidad sobre la vida online, la mía y la de quienes me rodean; algunos desearían prescindir de sus smartphones para siempre. Otros ya los consideran una extensión de sí mismos. Observarlos y, sobre todo, observarme, me hizo más consciente de los valores, la filosofía, la ideología, la cultura y las inquietudes que hoy llevan a la gente a amarlos u odiarlos (en general, ambas cosas a la vez).
He leído, he discutido y he escuchado mucho sobre el tema, y al final me animé a darle al proceso forma de libro. ¿Mi pretensión? Ofrecer una conversación abierta y crítica en torno a la vida online. Gracias a mi experiencia y esta investigación siento que uso mejor estas tecnologías. Pero, sobre todo, siento que ellas ya no me usan a mí."
Acabo de terminar de montar el segundo capítulo de "El cura y el barbero", mi nuevo podcast. Estamos grabando unos cuantos antes de estrenarlo para luego no ir pillados.
Alberto graba con un equipo de audio (micro+previo+tarjeta de audio) que rondara los 100 euros de segunda mano. Yo grabo con uno que rondará los 1800.
Y, francamente, después de editarlo y mezclarlo, no creo que el oyente medio vaya a notar la diferencia de calidad entre nuestras respectivas voces.
Resulta que generé un código QR en un generador de una web y, semanas después, cuando voy a usarlo, me redirige a la web donde lo generé, diciendo que debo pagar 20 euros al mes para habilitarlo.
E investigando me entero que: "Many QR code generators lock your codes behind their platform, limiting your access unless you pay".
Menudo timo. Así que cuidadín con sacar un código qr de la primera web que salga en el buscador, si no quieres caer en esta chunguez.
¿Alguien sabe de un generador gratuito de QRs 100% seguro? Mil gracias :blobcatthx:
Ayer vimos “La zona de interés”, una película que muestra la vida de la familia del director del campo de concentración nazi de Auschwitz en su momento de máxima actividad.
Su familia vive en una gran casa solariega anexa al campo de concentración, donde hacen una vida propia de la burguesía rural: hacen comidas y cenas familiares, cuidan un bellísimo jardín ornamental, los niños juegan...
El padre (alto mando de las SS que dirige el exterminio) lee cuentos infantiles a sus pequeños hijos cuando se van a la cama, se los lleva de excursión en verano a bañarse al río, cuida de sus animales... También tienen conflictos familiares totalmente normales.
Y mientras ocurre todo eso, sentimos el campo justo al otro lado: vemos las columnas de humo de los hornos crematorios funcionando día y noche tras el muro; oímos disparos y persecuciones de los vigilantes; vemos a prisioneros que esclavizados como servicio doméstico…
Toda la película está concebida para sentir la violenta superposición de dos realidades que parecen completamente irreconciliables pero que conviven.
Por ello, no es tanto una película sobre el holocausto judío, sino sobre la banalidad del mal.
Hannah Arendt ya postuló en los cincuenta esta teoría; que los más malvados a menudo llevan vidas tan estructuradas en sociedad como las de la gente (auto) denominada normal, y son capaces conciliar la responsabilidad y el amor hacia sus familias y colectivos, con la ejecución de las mayores atrocidades y crímenes contra la humanidad de “los otros”.
La peli me ha hecho pensar en las “zonas de interés” que he tenido cerca.
Me han venido a la mente desde “traders” que conocí en mi etapa en China (gente que se dedicaba a buscar las fábricas que manufacturaban más barato), hasta mi propio abuelo, que fue soldado en la Guerra Civil y teniente-coronel durante el franquismo, lo que incluye la posguerra que, recordemos, fue un Auschwitz sin vallas. Jamás he oído a mis tías o a mi padre hablar de ello.
Hace mucho frío, está oscuro, llevo varios días disfrutando de deliciosos placeres domésticos. La tarde deja caer sobre mí la manta pesada y mohína del aburrimiento dominical.
¿Qué hacer para entretenerse? ¿Qué hacer para revertir el tedio y su pequeña tristeza?
Nada. Pero nada de nada. Una ración dede nada como respuesta.
Si la tarde me arroja aburrimiento yo le respondo aburriéndola yo a ella.
Si la tarde me pide más acción, yo la someto mirando por la ventana con un vaso con un culo de zumo de naranja durante veinticinco minutos, hasta que el propio domingo se ponga nervioso, hasta que la propia quietud quiera moverse.
Pero no; aquí nada se va a mover. Hoy mi pasatiempo es aburrir al mismo aburrimiento. Convertir los segundos en minutos. Congelar el vuelo del tiempo.
Paso estos días con mi pequeña familia; gente amable, tranquila y respetuosa. Pero aún así para mí es un desafío mantener la cordialidad durante 3 días seguidos de asueto con la charla y la comida como actividad principal.
Además, hace 3 años dejé de beber y ya no puedo recurrir al alcohol para facilitarme la tarea. Y según pasan las horas se nota quien va dopado y quien no.
El proceso me agota mucho más que mi día a día laboral. Tengo una batería social de níquel viejo.
Voy arañando horas sueltas para escabullirme y que mi mente logre relajo con alguna actividad solitaria, pero no me da para cargar la batería entera. Así que acabo funcionando en modo automático; fingiendo las emociones de cordialidad suficientes para no ofender a nadie.
Y aún así, al final de la noche, empiezo a enajenarme. Me preguntan qué me pasa y les soy sincero: estoy agotado de socializar.
Son buena gente, me entienden. Tengo suerte.
No aspiro a que me gusten estos planes. Hoy por hoy no me iría a pasar un fin de semana de asueto ni con un grupo amigos ni con familia. No lo disfruto. No es para mí.
Pero sí quiero poder aportar a gente que me quiere, que se lo merece, esa presencia cordial que para ellos es importante en momentos señalados.
Creo que voy haciendo pequeños avances. Voy encontrando mis formas particulares de estar.
Y como la charla espontánea me aturde y me exaspera, ayer me dediqué a preguntarles uno a uno por cosas que realmente me interesan de sus vidas.
Mi tía Araceli me contó cómo fue cantar con su coro en el auditorio nacional, donde les invitaron para un concierto benéfico de Manos Unidas.
La pareja de mi primo, Míriam, me contó los años que su padre se pasó enrolado en la marina francesa a bordo de un submarino.
Mi tía Cruz me puso al día sobre sus viejos compañeros de trabajo del ministerio de exteriores. ¿Se jubilaron en España o se quedaron en países lejanos?
Luego me cogí un libro, y mientras esperaban al brindis con champán, me puse a leer.
Escribo, edito y enseño a escribir novelas.Cuento mi vida sin pedir permiso, aunque pido perdón las veces que haga falta. De vez en cuando hago una canción. Tooteo fragmentos de mi ensayo "Martillos o ciudades. Una filosofía online para usar sin ser usado".Ando opositando para profe de lengua de instituto, y comparto mis perspectivas sobre cultura y literatura. Y a veces comento la #política, pero solo cuando se pone interesante. He encontrado en Mastodon la comunidad bonita, ética y humano-friendly que llevaba tiempo buscando en Internet.Mis toots se borran a los dos meses.